Hola vecino, ¿tiene una tacita de azúcar que me convide?
Esta es una frase que recurrentemente asociamos cuando pensamos en comunidad. Quizás, esta experiencia se daba más en los antiguos barrios o vecindarios, pero tiene mucho sentido cuando hablamos de relaciones llenas de confianza, apoyo y colaboración.
Esos tres valores son los que siempre conducen la interacción con las comunidades desde las empresas. Muchas veces hemos escuchado que las organizaciones estamos llamadas a tener la responsabilidad social de ser buenos vecinos. ¿Pero, qué significa eso?
Ser un buen vecino es asumir desafíos y responsabilidades con la comunidad local, no sólo desde la generación de empleos, sino que desde el desarrollo de proyectos que vayan en línea con mejorar los estándares de vida de las comunidades. Tenemos que ir más más allá de la interacción propia de nuestra actividad económica.
En este sentido, hace un tiempo venimos liderando y empujando el Programa Empresario Vecino ya que sabemos que las empresas tenemos un papel importante que jugar con nuestros vecinos y en los desafíos del desarrollo local.
Esta iniciativa busca gestionar acciones en coordinación con las comunas que contribuyen a solucionar problemas tales como: microbasurales, problemas de iluminación, instalación de cámaras de seguridad, reparación de calles y veredas, habilitar canchas de futbol, habilitación de bibliotecas entre otras.
El proyecto comenzará a implementarse en los próximos meses con un plan piloto en la Villa Irene Frei de Conchalí y pretende tener replica en otros territorios con el objetivo de fortalecer el vínculo con la comunidad. En esta línea, creemos que hay ciertas acciones que podemos seguir.
Lo primero es clave, tener los mejores aliados. Si no contamos con ellos es mucho más difícil fortalecer el vínculo con la comunidad. En el Programa Empresario Vecino hemos buscado los mejores aliados, y es por eso que forman parte de este desafío verdaderos líderes de esta industria como Jacqueline Plass, directora ejecutiva de Compromiso País, Natalia Aguilar, jefe de Departamento Gestión Territorial de la Subsecretaría de Prevención del Delito, Hermann Von Muhlenbrock, gerente general de Aceros AZA, Iván Poduje, arquitecto y socio de Atisba, y Daniel Johnson, director ejecutivo de Paz Ciudadana y quién escribe estas líneas representando a CIRPAN.
Lo segundo es que creemos necesario estar alineados con lo que somos. Cualquier proyecto, programa o vínculo con la comunidad debe siempre guardar relación con el propósito empresarial que para nosotros es el desarrollo de la zona norte de Santiago.
En tercer lugar, medir y comunicar el impacto. Medir el impacto de las acciones y comunicarlo de forma efectiva y transparente es clave para para fortalecer tu vínculo con la comunidad y poder replicarlo en otros territorios.
Estoy seguro de que pronto veremos excelentes resultados para mejorar las condiciones preventivas en los barrios y seguiremos construyendo relaciones basadas en la confianza, apoyo y colaboración con las comunidades donde operamos las empresas de CIRPAN.