¿cómo enfrentarnos a la adversidad?

Es normal que ante un escenario complejo o una situación negativa nuestra respuesta sea de rechazo, preguntándonos “¿por qué a mí?”, sin embargo, todas las experiencias que nos ofrece la vida significan una oportunidad para aprender, crecer y ver las cosas con una mirada distinta.

Cuando surge un problema que nos afecta o complica, es común que nos dediquemos a buscar las razones o que incluso examinemos nuestras acciones para buscar una explicación a lo que nos sucede. El “por qué a mi” es una pregunta poderosa que nos puede llevar a poner en duda nuestros valores, relaciones, creencias y hábitos. Sin embargo, cuando esto sucede no significa que necesariamente estamos frente a un problema complejo, también puede ser una oportunidad para aprender, reinventarnos o crecer.

Ante este tipo de escenarios, la posición que adoptamos puede hacer la diferencia entre estar deprimidos y mantenerse positivos; entre paralizarnos frente a la adversidad o encontrar utilidad a estas situaciones. Por eso es clave encontrar una alternativa para el ¿por qué a mí?, preguntándonos -por ejemplo- ¿De qué me sirve lo que estoy viviendo? De esta forma los problemas pasan a ser enfrentados como oportunidades para aprender y hacernos más fuertes y resilientes.

¿Qué podemos ganar ante la adversidad?

Los aprendizajes que podemos extraer de las situaciones adversas pueden ser variados y abarcar diferentes ámbitos de la vida, desde aspectos de nuestra personalidad, hasta nuestro círculo cercano. A veces las lecciones más importantes parecen ser las más sencillas y obvias; pero no dejan de ser valiosas para nuestro desarrollo personal. Algunas de estas son:

• No se puede tener todo bajo control: una de las lecciones más difíciles es la de comprender y asumir que no es posible controlarlo todo en nuestra vida. Podemos hacer planes y creer que nada cambiará nuestra programación, pero siempre encontraremos situaciones y factores externos que pueden hacer que todo cambie de un momento a otro. La vida es impredecible y debemos aprender a vivir con ello.
• A todos nos puede pasar: es común pensar que las cosas malas le ocurren a los demás, ya sea por no estar atentos o no ser precavidos, cuando la realidad es que todos estamos expuestos a los accidentes, sin importar cuántas precauciones tomemos. Debemos entender y asumir que hay cosas que simplemente no podemos evitar ni controlar, como un accidente de tránsito, y por lo tanto todos somos vulnerables.
• Cambiar es sano: muchos crecemos con ideas y creencias heredadas, como la idea de que los hombres no lloran o que debemos ser fuertes y solucionar nuestros problemas solos, sin ayuda de nadie. Lamentablemente estas convicciones son un problema a la hora de enfrentar de manera saludable los contratiempos de la vida, porque limitan o coartan el proceso de asimilar y sanar. Por eso es necesario desafiar nuestras creencias y cambiarlas por nuevas ideas que nos permitan sentirnos mejor y ver la vida con otros ojos.
• Valorar el presente: es importante aprender a vivir enfocados en el presente, asumiendo que no podemos cambiar el pasado ni saber cómo será el futuro. Teniendo estas realidades claras, es más fácil vivir lejos de la angustia y la ansiedad que nos produce la incertidumbre.

Muchos de estos aprendizajes se pueden trabajar en conjunto con un profesional, de manera que si buscas asesoría, puedes agendar una hora con los especialistas del Hospital del Trabajador ACHS.​​